miércoles, 12 de marzo de 2014

Historia de la Semana Santa de Granada

La Semana Santa granadina,
al igual que el resto de manifestaciones cofrades andaluzas, está cargada de un hondo sentimiento y pureza que nada tiene que envidiar a otras más conocidas como puede ser la Semana Santa de Sevilla.

Las fiestas en Granada tienen un sabor especial, como fondo disfrutan de la Alhambra, que rememora los tiempos de la reconquista cuando comenzaron a promoverse los valores religiosos tras la expulsión de los musulmanes.

Las características primordiales son idénticas a las de otras ciudades, puesto que todas parten de una misma tradición, pero con el tiempo han desarrollado su propia identidad que las hace diferentes de las del resto de Andalucía. A estos festejos se añade la presencia de La Alhambra que actúa como marco incomparable de las celebraciones.

La historia de la Semana Santa se remonta a los tiempos de la reconquista, cuando tras la expulsión de los musulmanes llevada a termino por los Reyes Católicos, la Iglesia puso todo su empeño en promocionar los valores y tradiciones cristianos después de siglos de influencia árabe. En Granada podemos ver la mezcla de estos dos mundos sobre todo en estas fechas, con las celebraciones religiosas a través de toda la herencia árabe que posee la ciudad y que la caracterizan.Todo este carácter histórico cobra una nueva dimensión en esta ciudad.

El uso de imágenes religiosas que ilustraban la pasión de Cristo "Los Pasos" servían para educar en la fe a las masas analfabetas.


Actualmente cada una de las imágenes que se transportan en los pasos, tienen su propia historia y tradición, y por lo general suelen ser piezas de enorme valor artístico y de varios siglos de antigüedad, ornamentadas con lujo y talladas en madera por conocidos escultores. No en vano la mejor escultura de imaginería se hace en Andalucía, ya que es aquí donde se tiene una tradición más larga y rica en este aspecto.

En la Semana Santa granadina, al igual que en el resto de España, las imágenes son transportadas por los costaleros, los nazarenos la siguen encapuchados, junto con los penitentes que transportan cruces a sus hombros y las mujeres llevan vestidos negros, junto con cruces o velas.

El resurgir moderno de nuestra Semana Mayor tiene dos causas inmediatas muy determinadas en el primer cuarto del siglo XX: el interés demostrado por los arzobispos Meseguer y Casanova en la fundación y vigorización de las hermandades penitenciales; y el enriquecimiento y consolidación de la burguesía granadina, que impregnaría la vida social de nuestra ciudad de su impronta tradicional y católica.

El resultado es que en sólo diez años se fundan el Vía Crucis y la Entrada en JerusalénBurriquilla, tras diversos avatares, tendría que esperar hasta 1943 para lograr su normalización—; la Misericordia (Silencio) (1924), el Rescate (1925), la Humildad (1925) y la Santa Cena (1926); y se reorganizan el Santo Entierro (1924) y la Soledad (1925), más antiguas que las anteriores. Pero esta “primera oleada fundacional” evidenció inmediatamente las dificultades que implicaba la organización de los desfiles procesionales; y la solución fue similar a la ya puesta en práctica en ciudades como Málaga: crear una Federación de Cofradías, cuyos objetivos fundamentales serían coordinar la distribución de los días de salida y los horarios e itinerarios; unificar la gestión ante las autoridades civiles y eclesiásticas de las autorizaciones pertinentes y las posibles ayudas; y establecer un cauce adecuado para la relación con otras asociaciones sociales, culturales y religiosas de la ciudad. (1917) —aunque la popular

En la Cuaresma de 1927, el 11 de marzo, el Cardenal-Arzobispo Casanova firma los Estatutos de la Federación de Cofradías. Su primer Presidente, José Casinello Núñez, Hermano Mayor de la Soledad, se encargó de que entre sus primeras labores estuviera, naturalmente, la organización de los horarios e itinerarios de los desfiles procesionales, difundidos popularmente con un programa de mano incluido en prensa; además, el recorrido de las calles por las cuales pasaban esas hermandades fueron cubiertas con sillas, cuyo alquiler constituyó la primera fuente de ingresos de la Federación, junto a la cuestación entre empresarios y comerciantes. Ese mismo año se funda e ingresa en la Federación la Cofradía del Rosario, filial de la Archicofradía del mismo nombre fundada por los Reyes Católicos, mientras que la Cofradía de la Esperanza, aun habiendo sido fundada ese año, tuvo que esperar a 1930 para procesionar y ser federada. Al año siguiente, en 1928, se procedió a la renovación de Presidente, cargo que durante muchos años sería anual y que recayó en Vicente Ibáñez Alonso, Hermano Mayor de la Humildad. Se fundan las Cofradías de Santa María de la Alhambra y la de los Favores, que revitalizó una arraigada corporación devocional con orígenes en el siglo XVII (federadas ambas en 1929).


En los primeros años 30 se sucede una serie de eventos federativos de profundo arraigo en la vida cofrade local: la edición del primer cartel de la Semana Santa granadina, posiblemente el más antiguo de España (experiencia que volvería a repetirse y que desde 1940 ha sido una tradición estable); y la celebración de sendos Vía-Crucis solemnes en la Iglesia Catedral metropolitana durante los años 1932 a 1934, a causa de la imposibilidad de realizar los desfiles procesionales. En 1935, y con Miguel García Batllé, Hermano Mayor de la Santa Cena, en la Presidencia, las Hermandades y Cofradías vuelven a desfilar, uniéndose a ellas en esta ocasión la de los Escolapios, que debido a la guerra no pudo federarse hasta 1940.

Tras la guerra, y bajo el mandato de Santiago Valenzuela Suárez, Hermano Mayor del Vía Crucis, en 1940 vuelven a ser procesionadas la totalidad de las federadas, a las que ese año se une la Cofradía de los Gitanos, y en 1941 la de los Dolores, fundada durante la guerra por el Tercio de Requetés “Isabel la Católica”. Con García Batllé de nuevo en la Presidencia (1941-1944), se reorganiza la Burriquilla, tutelada en la práctica por la Federación hasta que se federa en 1947. Debido a su fallecimiento, lo sustituye provisionalmente el Hermano Mayor del Rescate, Ramón de Contreras Pérez de Herrasti, durante cuyo breve mandato se federan dos nuevas hermandades: la Oración en el Huerto y la Sentencia (1944). Al proceder a la elección correspondiente, el cargo recae en el Hermano Mayor de la entonces joven Cofradía de los Escolapios, Félix Infantes Vílchez. Él impulsó y organizó el Pregón Oficial de la Semana Santa de Granada, que, pese a su inicial intermitencia, se convirtió en una de las actividades cofrades más características de la Federación. El primer Pregón lo llevó a cabo Federico García Sanchís, escritor y conferenciante de fama en la década de los 40, el Miércoles Santo, en el Real Monasterio de San Jerónimo. En los últimos años de la década fueron Presidentes Luis González Rodríguez, Hermano Mayor y fundador de la Sentencia (1946-1949), bajo cuyo mandato firma el Cardenal-Arzobispo Parrado un nuevo Decreto para las Hermandades y su Federación, y se federa la Cofradía de la Aurora (1949); y nuevamente Ramón de Contreras (1949-1952). Entre 1952 y 1955 ocupa la Presidencia José Gómez Sánchez-Reina, Hermano Mayor de la Santa Cena, que seguiría presente en el mundo cofrade hasta la hora misma de su muerte, en los años 80. Durante este primer mandato vio nacer e integrarse en la Federación a la Cofradía de los Ferroviarios en 1953.

Su sucesor comenzaría en 1955, extendiéndolo hasta 1970, el mandato más dilatado en la Federación: el de Eladio Lapresa, Hermano Mayor del Rescate, a quien se le debe la adquisición en 1965 de un piso en la calle Ángel como sede para la Federación. Lo dilatado de su mandato motiva que pudiese experimentar tanto el esplendor propio de una época de generalizado pensamiento católico como la lenta pero irresistible crisis de las Cofradías, fruto de unos nuevos tiempos para la Iglesia y para el país. De este modo, y a pesar que de todavía en 1960 se fundase la Cofradía de la Paciencia, sólo unos años más tarde, en 1963, las dificultades económicas por las que pasaban muchas cofradías obligaban al cese temporal de las actividades de los Ferroviarios (como más adelante, en 1975, los Escolapios). En esa situación llega a la Presidencia Francisco Cifuentes, Hermano Mayor del Huerto, aunque como contrapartida ese año la Federación obtuviera de manos del príncipe de España, don Juan Carlos de Borbón, el título de Real. La crisis se instaló definitivamente en las Hermandades y Cofradías y en la Federación en los años sucesivos, que se salvaron con el mandato de gentes cuyo amor a la Semana Santa estaba fuera de toda duda, como los hermanos Arturo y José Gómez Sánchez-Reina (1972-1973 y 1973-1975, respectivamente).

Sería Francisco Gómez Montalvo, Hermano Mayor de la Cofradía de las Penas, quien como nuevo Presidente de la Federación (1975-1983) solventaría esa crisis, que tenía sus signos más evidentes en los conflictos con los costaleros asalariados, fruto de un momento difícil para la situación económica y política del país, que se movía en la incertidumbre ante el final del franquismo. La decisión de Gómez Montalvo es entonces drástica: anuncia públicamente que, de no conseguirse superar las dificultades económicas, se suspenderán los desfiles. Desde Sevilla, el Consejo de Cofradías se ofreció a aportar la cantidad necesaria y llegó a programar una suscripción popular; pero no fue necesaria, pues el Gobernador Civil logró de la Caja Provincial de Ahorros, que estaba en pleno proceso de constitución, que adelantara la cantidad necesaria.

Esta situación de penuria se remediará cuando a partir de 1978 comiencen a llegar los jóvenes a Hermandades y Cofradías. La formación de las primeras cuadrillas de costaleros devocionales, inmediatamente generalizada, supuso no sólo la supresión del gasto más importante en la organización de las procesiones, sino una fuente de ingresos, desde el momento en que, como hermanos cofrades, los costaleros contribuyen con sus cuotas y papeletas de sitio, además de con su labor, al mantenimiento de las Hermandades y Cofradías. Unido a este resurgir, comienza una “tercera oleada fundacional”: en 1977 se crea la Concepción; en 1980, la Estrella y los Estudiantes; y en 1982, la Encarnación y el Nazareno. La Semana Santa granadina comenzaba un periodo de esplendor no igualado y, en correspondencia, el peso específico de la Federación se hizo más evidente, lo que le impulsaba también a renovar sus estructuras y formas (comenzando por el propio escudo). A ello se une el hecho de que el predominio político del PSOE en el Ayuntamiento vaya acompañado de una decidida protección e impulso de las tradiciones, entre ellas los desfiles procesionales —con la fundamental presencia en el gobierno municipal de José Miguel Castillo Higueras—. Las subvenciones del Ayuntamiento aumentan considerablemente y la Federación es premiada con la Granada de Oro, que años más tarde recoge Gómez Montalvo de manos de Antonio Jara.

La progresiva renuencia de Gómez Montalvo, a partir de 1980, a aceptar el nombramiento de Presidente, desemboca en la elección del veterano federativo Miguel López Escribano, Hermano Mayor de la Sentencia (1983-1989). Bajo su presidencia el tradicional Pregón Oficial de la Semana Santa pasó a partir de 1988 desde su enclave en el Salón de Plenos del Ayuntamiento al Teatro Isabel la Católica, su lugar tradicional hasta 2006, cuando, debido a la pérdida de aforo del teatro, se ha trasladado al Palacio de Congresos. Además, conoció una renovación de los Estatutos en 1985, por Decreto de Méndez Asensio. Durante su mandato se incorporaron a la Federación dos Cofradías del Zaidín: los Salesianos y la Lanzada (1984). En 1988 es elegido como Presidente Antonio Medina Píñar, Hermano Mayor de la Entrada en Jerusalén, que había ocupado gran número de cargos en Juntas de Gobierno de la Federación. Uno de sus logros más reseñables fue la edición de un Boletín de la Federación, con el nombre de Gólgota. Durante su mandato se integró en la Federación la Cofradía de la Resurrección (1989), cuyos estatutos se habían aprobado en 1985.

En 1992 asume la Presidencia José Antonio Pineda López, Hermano Mayor de la Soledad de San Jerónimo, habituado a las tareas federativas, que sería el encargado de concluir el proceso de renovación que, como en otros ámbitos diocesanos, había sugerido el Sínodo Diocesano de 1991. Entre sus logros destaca su potenciación de las actividades cuaresmales (la recuperación del Vía-Crucis en el interior de la Catedral, que desde 1993 viene celebrándose con una Imagen distinta; la convocatoria a las federadas a la Eucaristía del Miércoles de Ceniza presidida por el Arzobispo en la Catedral; y el establecimiento de las Charlas Cuaresmales, dirigidas por el Arzobispo). Durante su mandato se incorporaron a la Federación las Cofradías del Cristo del Trabajo, el Cristo Resucitado (ambas en 1992), el Cristo de San Agustín (1994) y Jesús Despojado (1996), con lo que llega a las treinta y dos actuales el número de federadas.

El Miércoles de Ceniza de 1996 se hace público el Decreto por el que se aprobaba el Estatuto Marco de las Hermandades y Cofradías, en el cual se establece, entre otras cosas, que el proceso de reforma se llevaría a cabo desde la Real Federación por una Comisión Gestora. Ésta estuvo integrada por los Hermanos Mayores del Silencio y de San Agustín, José María Ortiz y Manuel López Guadalupe, respectivamente, así como por el Secretario de la Cofradía de la Alhambra, José Luis Ramírez Domenech. Se abre así, hasta 1998, un periodo de renovación y aprobación de los Estatutos, todavía vigentes. Entre las actividades que promueve la Comisión Gestora se encuentra la creación del Pregón de las Glorias de María, que inaugura en 1997 el Hermano Mayor de la Paciencia, José Luis Pérez-Serrabona; la celebración del Día de la Juventud Cofrade en la festividad de San Juan Evangelista (27 de diciembre); y las Jornadas de Convivencia que comienzan a celebrarse en 1998, fijándose el mes de junio para su realización.

Será el mismo José María Ortiz el primer Presidente de esta renovada Federación, para cuya elección, por vez primera, no es necesario ser Hermano Mayor, y que tiene ahora una duración de cuatro años. Bajo su presidencia, y en el año 1999, se produce el anuncio por el Arzobispo, Antonio Cañizares, de que en el año 2000 las Hermandades y Cofradías concluirán su estación de penitencia en el interior de la Santa Iglesia Catedral. Aunque declara que se hace para obtener las indulgencias jubilares, hasta la fecha la misma sigue manteniéndose. Entre los logros más destacados del mandato de José María Ortiz sobresalen la ampliación a tres números anuales de la revista Gólgota; el traslado de la sede oficial de la Federación, en octubre de 2000, al “Centro Ágora”; y la celebración de los diversos actos conmemorativos del 75 Aniversario de la Federación, bajo el lema “Unidos por el mismo Espíritu” —que sirvió igualmente como título para la primera publicación de la Federación destinada a la formación de los cofrades—. José María Ortiz recibió la Medalla de Oro de la Real Federación en junio de 2010 por el gran esfuerzo renovador y dedicación a la institución y a las hermandades granadinas. En octubre de ese año, Ortiz moría dejando un enorme legado de trabajo y sacrificio por la Real Federación y por su Hermandad del Silencio.

Siguiendo con esta crónica histórica del organismo federativo, a José María Ortiz (q.e.p.d.) le sucede en el cargo Gerardo Sabador Medina, Hermano Mayor del Resucitado, que durante dos mandatos consecutivos desde 2002 a 2010 efectuó una presidencia en la que fueron significativas la presencia de mujeres y de jóvenes en la Junta de Gobierno, intentando llevar a las estructuras federativas la realidad de las Hermandades y Cofradías del siglo XXI. Su apuesta por los llamados “grupos jóvenes” se tradujeron en la importancia que desde la Federación se está atribuyendo a la formación y animación de los jóvenes cofrades. También se concilia modernidad y tradición en actuaciones como la reciente modificación del formato de la revista Gólgota, que iniciaó en 2006 su “Segunda Época” con José Luis Clements (q.e.p.d.) como director, o el esfuerzo por conseguir la celebración de un Desfile Antológico que se celebró exitosamente en 2009 -Centenario del primer Santo Entierro Magno celebrado en Granada- bajo el nombre de Passio Granatensis (ver Especial en esta web).

En abril de 2010, al finalizar la etapa de gobierno de Gerardo Sabador, el Sr. Arzobispo de Granada nombra nuevo Presidente de la Real Federación: Antonio Martín Sánchez. Cofrade vinculado desde su infancia a las hermandades de la Purísima Concepción y de los Dolores (de ésta fue también su Hermano Mayor durante varios años), retomó el testigo de la anterior Junta de Gobierno a la que perteneció como Vicepresidente. Su programa de gobierno incluye el refuerzo de los aspectos capitales que ya desarrolló su antecesor (juventud cofrade, formación y renovación paulatina de actos y actividades) junto con el deseo de involucrar cada vez más a los cofrades granadinos en el desarrollo de las iniciativas de la Real Federación. Uno de esos proyectos es el de la 'Biblioteca Cofrade' de la antigua sede de la institución en la calle Ángel, el inicio de la "Tercera Época" de Gólgota bajo la dirección de Luis Javier López y la gestión de la nueva Tribuna Oficial de la calle Ganivet que ha permitido una mayor rentabilidad económica, al instalarse más palcos de los que había en la anterior ubicación de la Plaza del Carmen, y también una mayor relevancia social ya que muchos ciudadanos han podido acceder a tener un palco en la Carrera Oficial granadina.


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